Contradanza cruel.
Sombras furtivas proscritas por la hambrura
van y vienen las calles despiadadas,
rebuscando en la basura.
Procesión espectral a un dios canalla
cebado en tanta angustia
de la desoída grey sacrificada,
desangrado cordero en su liturgia.
Constitución. Las tres de la mañana.
Sale un tren al Sur de la locura.
Filosas miradas, dagas de pupilas,
guturales sonidos, fugaces perfiles
que alguna vez conocieron la ternura.
Y si el sueño o los paraísos del pegamento
se enroscan en un niño vencido
en la vigilia y la penuria,
un lejano ángel de amor regresa
a redondearle las facciones duras.
Gritando de harapos.
lamidos por el perro del fuego en los rincones,
arracimados en el desamparo,
con los carritos llenos de latas y cartones,
con el cansino paso de la desesperanza
va la silente caravana.
Los ojos en el piso,
la vergüenza de la escarnecida condición humana.
En un violento espasmo el odio
les enturbia de sangre las puteadas.
Nadie diría que pueden llorar
y, sin embargo, lloran.
¿Quién no lloraría?
Se van tragando los ojos con las lágrimas
hasta la ceguera por la bronca contenida.
Mientras silban,
un cuchillo finito de hielo entre los dientes
como diciendo: “Ya va a llegar el día”.
Rafael Amor
sábado, 29 de diciembre de 2007
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2 comentarios:
Buf... vaya nudo se me ha puesto en la garganta.
Qué manera tan sublime de describir el desgarro. Qué mago de palabras este Rafael Amor...
Qué bueno, siempre, que haya gente capaz de captar los mensajes, de abrazar el llanto y los versos.
Gracias, de nuevo.
Sí, qué bueno, qué bueno que te encontré.
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