lunes, 31 de marzo de 2008

Golosinas del 8 (II)

No me hizo llorar su demencia, su boca huérfana de dientes gritando a cada rato: "Dónde está mi bolso, Mari?", "Dónde vamos, Mari?", sino la mirada tierna y paciente de su hija calmando su inquietud (de nuevo infantil) con una sonrisa comprensiva y contestando cada vez como si se tratara de la primera: "Ahí lo tienes, madre, debajo de tu brazo", "Vamos a la tienda, a Moratalaz, madre". Madre.