lunes, 18 de mayo de 2009
martes, 10 de marzo de 2009
¿Por qué no?
El esfuerzo por dotar cada gesto de sentido.
Meterte en la ducha (sí, como todas las mañanas, pero diferente esta vez) y disfrutar con la caricia del agua; desayunar hablando contigo (hoy coincidimos); las noticias que baten, constantes, dentro del aparato de radio en el salón.
Y luego coger el bus para ir a trabajar. Hoy mejor el 20, ¿por qué no? Turista en tu propia ciudad, ésa que vomitas cada día, esa que mascullas, esa que remiendas. Pero hoy no. Hoy es nueva. Hoy es otra. Diferente. Y el 20 sube la calle Alcalá hasta llegar a Cibeles (la luz ahoga las anchas avenidas y el sol calienta mi hombro, apoyado en la ventana), rodeamos el Retiro.
Y, mientras, voy memorizando el recorrido porque, pienso, algún día lo haré con la bici, ¿por qué no?
Y la libertad.
Y en apenas 20 minutos llego a la redacción. Hoy no estoy dispuesta a que su mugre invada mi estado de ánimo. Y saludo con ánimo y cuarto y mitad de sonrisa a la secretaria-g-r-i-s-h-u-m-o-y-p-a-l-a-b-r-a-m-a-r-t-i-l-l-o, que me ayuda a subir la pesada persiana, tantos días vetada.
Y la luz vuelve a ahogar otro minuto de mañana, en esta ocasión dentro de la redacción que, hoy, gracias al esfuerzo por cargar a cada gesto de sentido, no me muerde la yugular (sin duda, mereció la pena...).
Meterte en la ducha (sí, como todas las mañanas, pero diferente esta vez) y disfrutar con la caricia del agua; desayunar hablando contigo (hoy coincidimos); las noticias que baten, constantes, dentro del aparato de radio en el salón.
Y luego coger el bus para ir a trabajar. Hoy mejor el 20, ¿por qué no? Turista en tu propia ciudad, ésa que vomitas cada día, esa que mascullas, esa que remiendas. Pero hoy no. Hoy es nueva. Hoy es otra. Diferente. Y el 20 sube la calle Alcalá hasta llegar a Cibeles (la luz ahoga las anchas avenidas y el sol calienta mi hombro, apoyado en la ventana), rodeamos el Retiro.
Y, mientras, voy memorizando el recorrido porque, pienso, algún día lo haré con la bici, ¿por qué no?
Y la libertad.
Y en apenas 20 minutos llego a la redacción. Hoy no estoy dispuesta a que su mugre invada mi estado de ánimo. Y saludo con ánimo y cuarto y mitad de sonrisa a la secretaria-g-r-i-s-h-u-m-o-y-p-a-l-a-b-r-a-m-a-r-t-i-l-l-o, que me ayuda a subir la pesada persiana, tantos días vetada.
Y la luz vuelve a ahogar otro minuto de mañana, en esta ocasión dentro de la redacción que, hoy, gracias al esfuerzo por cargar a cada gesto de sentido, no me muerde la yugular (sin duda, mereció la pena...).
lunes, 23 de febrero de 2009
Me ha gustado tanto que os diría: "imprescindible". Sin embargo, entiendo que `para gustos colores´ pero es que para colores, Slumdog millionaire.
Porque te atrapa desde el primer minuto, porque es dinámica, porque es incisiva, porque es estéticamente genial y, sobre todo ;-) por el baile a lo Bollywood de los títulos de crédito, jejeje! De verdad: estupenda!
Porque te atrapa desde el primer minuto, porque es dinámica, porque es incisiva, porque es estéticamente genial y, sobre todo ;-) por el baile a lo Bollywood de los títulos de crédito, jejeje! De verdad: estupenda!
martes, 17 de febrero de 2009
Contradicciones
Que paradójico, no? Que el humanismo sea una de las carencias por excelencia del ser humano...
jueves, 12 de febrero de 2009
Hace 25 años de la muerte del genio...
martes, 10 de febrero de 2009
miércoles, 4 de febrero de 2009
"Algunas veces que me han preguntado, he dicho que yo era un anarquista ético, a sabiendas de que con eso cometía una redundancia, porque cualquier anarquismo rectamente entendido es ético, y supone no admitir ni respetar otro poder que el de cada cual sobre sí mismo. Éste es el único poder que admito y respeto. Los demás son poderes impuestos, que discuto y pongo en cuestión en todo momento (aunque, naturalmente, me vea sometido a ellos), y por eso no hace falta decir anarquista ético, porque la ética exige esencialmente el dominio sobre uno mismo".
"Economía humanista", Jose Luis Sampedro
"Economía humanista", Jose Luis Sampedro
lunes, 26 de enero de 2009
miércoles, 21 de enero de 2009
lunes, 19 de enero de 2009
A veces le ocurría. Momentos de una intensidad pasmosa donde se le fabricaba un hueco de la nada más absoluta en la boca del estómago y la náusea iba cobrando más y más protagonismo. Momentos donde, analizando comentarios, frases, miradas, gestos de la gente que le rodeaba en ese instante todo se cargaba de sentido. De un doble, un triple, un cuádruple sentido. Momentos donde los intereses más individuales, las intenciones más egoístas, las voluntades más zafias ocupaban un primer plano y todo lo demás se ahogaba en sus babas agrias.
Menos mal que apenas duraba apenas eso: un momento...
Menos mal que apenas duraba apenas eso: un momento...
viernes, 9 de enero de 2009
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